Anfiteatro de Epidauro.

El Teatro de Epidauro en la Península del Peloponeso (Grecia)

«Ha sido preciso que yo viniera a Epidauro para conocer

el verdadero sentido de la paz» (Henry Millar)

Anfiteatro de Epidauro

El Anfiteatro de Epidauro

Se abre el telón. En Grecia, en la Península del Peloponeso, se encuentra situado el Anfiteatro de Epidauro («Epidavros»).  Está considerado como el de mejor acústica del mundo, y desde luego, actualmente el mejor conservado. Es uno de los lugares más fascinantes de Grecia, utilizándose todavía para representar espectáculos modernos durante el Festival de Verano. Situado a escasos 9 kilómetros de la actual pequeña ciudad costera de Epidauro. Emplazado en un entorno sublime, no tiene parangón: ni los teatros de Efeso en Turquía, ni Dodóni en Epiro, ni el de la Acrópolis de Atenas, ni el de Mérida en España, ni ningún otro pueden rivalizar con él. Si quieres un viaje organizado, con visita guiada en todo el entorno, no lo dudes, contacta con GRECOTOUR,. Es la Agencia de Viajes más especializada en Grecia que puedes encontrar.

Anfiteatro de Epidauro

Mitología…

El  Anfiteatro de Epidauro forma parte de un complejo arqueológico compuesto no sólo por el teatro. E éstas líneas hablaremos sólo de éste. Ahora bien, para comprender su ubicación decir que se encuentra dentro del llamado Santuario de Askleipos. La leyenda mitológica cuenta que Coronis, embarazada por Apolo, llegó a Epidauro con su padre Fegías y allí parió a Asklepios. Asklepios era hijo de Apolo, antiguo semi Dios y héroe de Tesalia, y poseía poder ctónico. Discípulo del centauro Quirón, tomó de éste la capacidad de curar. Al querer resucitar a Hipólito y a otros mortales, u rayo del Dios Zeus le fulminó, alarmado por los excesos de sanación de muertos de su nieto. No obstante incluso dentro de la tierra ayudaba a los hombres. El Dios Apolo lo convirtió en la constelación de Serpentario. Sin perder su carácter ctónico, con el paso del tiempo se convirtió en Dios.

Anfiteatro de Epidauro

El Santuario de Asclepio.

El culto de Asklepios es de los más tardíos de Grecia; no obstante tuvo una gran difusión en los períodos helenístico y romano. Los habitantes de Epidauro, teniendo el precedente del culto prehelénico de una divinidad curativa -y honrando a Apolo- adaptaron el mito del nacimiento de Asclepio a su lugar. Se cree que su madre, Corónide, lo tuvo en el monte Tittio. El desarrollo de juegos en todos los emplazamientos sagrados panhelénicos durante la épocoa arcaica por un lado; y por otro, la ubicación del Santuario de Apolo en la zona montañosa de Delfos, en las faldas del Monte Parnaso. Todo ello hizo que los epidaurios buscaran un lugar más amplio para la fundación del Santuario de Asclepio. Por cierto, Delfos es otro de esos lugares de Grecia que no hay que perderse.

Anfiteatro de Epidauro

Este culto comienza en el Siglo VI a.C. Hasta el siglo IV antes de Cristo, a los pies del monte Kinortion, donde se halla el santuario, no existía ninguna construcción monumental. Así, desde el Siglo VI a. de C. comienza el culto a dioses en ese lugar; y desde el siglo V empieza a adquirir gran fama. Es en los siglos  IV y III a.de C. cuando se construyen los edificios que conforman el santuario.

Anfiteatro de Epidauro

Un lugar famoso…

A partir de estas fechas empezó a ser uno de los santuarios más renombrados y ricos de Grecia.  Antes de terminar el siglo se había decorado con los principales edificios. De ellos hoy en día sólo queda el Anfiteatro de Epidauro. Dichos edificios, de los que sí se conservan restos arqueológicos, son: el templo de Asklepios, el tolos (tumba circular), el teatro y algunos otros templos (los de Afrodita, Artemisa, por ejemplo). Posteriormente, se añadieron los Juegos, con lo que el Santuario tuvo el gimnasio, la palestra y el estadio. Del estadio aún hoy se conserva la pista de arena.  Por último, se añadieron la mayoría de los pórticos, termas y baños que conformaban este sitio de curación de enfermedades.

Anfiteatro de Epidauro

El Museo Arqueológico…

Sobra decir que actualmente existe también un pequeño Museo Arqueológico digno de verse. Conserva una amplia y preciosa documentación de la bonita decoración arquitectónica y escultórica de los principales edificios del santuario; alberga inscripciones, instrumental médico, objetos de loza y elementos de los Propileos; una reconstrucción parcial de la Tholos y uno de los capiteles corintios de origen, permiten entender mejor el recinto. Por seis euros desde luego merece la pena verlo. Si eres estudiante o tienes carne de prensa, la entrada es gratis. Vamos, igual que aquí….. ¿verdad?.

Anfiteatro de Epidauro

Tras este inciso, continuamos con nuestro relato del Santuario del Anfiteatro de Epidauro. La terapia del dios era milagrosa y se basaba en la fe del que se sometía a ella. Sin querer hacer comparaciones: cuando actualmente un enfermo se somete a terapia alternativa no médica, como la Homeopatía, por ejemplo, el factor de fe, de creencia del paciente, es vital para obtener algún efecto. El enfermo, tras purificarse, hacía sacrificios y dormía dentro del recinto sagrado del dios. Éste o se aparecía en persona, o a través del sueño, daba las instrucciones pertinentes para la curación. Ésta fundamentalmente forzaba la «aparición» del propio dios. Se aparecía personalmente, o bien a través de la forma de sus animales sagrados, la serpiente y el perro.

Anfiteatro de Epidauro

Un lugar donde los enfermos acudían a sanarse…

Los hallazgos del lugar (instrumental médico en abundancia) muestran que, paralelamente, en el santuario se realizaban intervenciones quirúrgicas. Al enfermo se le ponía un régimen especial, le  daban asistencia farmacéutica y le imponían ejercicio físico. Este santuario se encontraba siempre lleno de gente que, pagando los gastos, esperaba su curación por arte del dios. Sólo a partir del Cristianismo, la religión oficial del creciente Estado Bizantino, hace que los creyentes se vuelvan hacia un nuevo dios, sanador del alma, abandonando a su antiguo benefactor, Asclepio. Así, todo acabó con el Edicto de Teodosio El Grande (378-395 después de Cristo).

Anfiteatro de Epidauro

Centrándonos ya en el Anfiteatro de Epidauro, está construido en la ladera noroeste del Monte Cinortio, y es sin lugar a dudas,uno de los teatros griegos antiguos más perfectos (si no el que más) y, por supuesto el mejor conservado. Su forma arquitectónica, sus armoniosas proporciones y, fundamentalmente, su perfecta acústica contribuyen a su enorme fama. Se considera obra del arquitecto Policleto el Joven (350 a de C. siglo IV a de C.), aunque los arqueólogos discrepan, y se supone no anterior al año 300 a de C., puesto que la escena es de construcción muy avanzada y el proscenio llega a una altura de 3,5 metros del nivel de orquesta.

Anfiteatro de Epidauro

Sus arquitectos basaron sus cálculos en la sección áurica y respetaron una relación de 0,619 entre las filas de arriba y las de abajo, siendo igual la relación de la mayor de las dos partes con la más pequeña a la establecida entre el todo y la mayor de ellas. La orquesta (escena) tenía forma de un círculo completo de casi 20 metros (19,77), tanto en la construcción original como más tarde, después de varias restauraciones y amplificaciones.

Una acústica perfecta…

La cávea se abre en forma de abanico y en su forma original disponía sólo de las filas inferiores de asientos con 12 andanadas de 34 series de gradas, para 6.200 espectadores. Aunque el espectador tiene la impresión que todas las filas de asientos de las ocho andanadas centrales se han tallado a un radio que sale del centro de la orquesta mientras que los centros de los círculos, parte de los cuales constituyen las dos andanadas de la derecha y las otras dos a la izquierda se hallan poco más cerca de la escena y sus curvaturas constituyen sectores de circunferencias más grandes.

Anfiteatro de Epidauro

En una restauración, realizada en un período más tardío, poco antes del periodo romano, en la parte superior de la cávea constuyeron un diazoma (pasillo horizontal) y extendieron la cávea hacia arriba con nuevas filas de asientos en 22 andanadas., así que la capacidad del teatro aumentó de 6.200 espectadores a 12.300 en el Siglo II a de C. Sobre el diazoma construyeron 21 gradas de asientos mientras que en la parte inferior había desde el principio, 34. Al diazoma se subía cruzando la orquesta y por los escalones entre las andanas o por dos rampas, halladas a la derecha y la izquierda de las dos entradas.

Perfecta simetría…

La última fila está a 23 metros de altura con respecto al suelo de la orquesta u orchestra. Los espectadores podían ver desde las gradas las montañas que había más allá del Anfiteatro de Epidauro. El total de filas es de 55. Las dos avenidas que separan las 55 hileras de la cávea, 21 arriba y 34 abajo, presentan ambas una anchura de 4 aunas, la medida básica, siendo el auna plidoniana de 49 cm. Los espectadores se sentaban en las primeras gradas de madera a partir del año 550 a deC.; asistían pero no participaban en las procesiones ni en los Misterios. Escuchaban a un actor que les narraba una historia, comentada por un coro.

Anfiteatro de Epidauro

Obras de teatro…

Sencillamente, espectacular: sólo así se puede definir la vista que se tiene desde lo más alto del hemiciclo del Teatro. El proscenio tenía una fachada con 14 pilares  con capiteles jónicos unidos donde se colocaban cuadros móviles que creaban la escenografía de la obra que se representaba. Las entradas al teatro tenían propóleos monumentales que conducían a la orquesta, al proscenio y al pasillo que separaba las dos partes de la cávea. Los actores entraban por las puertas laterales o paradoi. El Anfiteatro de Epidauro es célebre por su acústica perfecta. Con estas colosales dimensiones cuesta creer que permaneciera enterrado hasta que se empezaron a hacer nuevas excavaciones a finales del Siglo XIX. Gracias al pinar que lo había cubierto, el armonioso Anfiteatro de Epidauro no fue destruido en la II Guerra Mundial. Finalmente, se restauró en 1954.

Anfiteatro de Epidauro

Las primeras 34 filas del auditorio son las originales. El más mínimo ruido, incluso el de un papel, desde la orquesta se escuchaba claramente en cualquier localidad de la cávea. La excepcional calidad acústica permitía al espectador escuchar perfectamente, desde la última grada, un susurro del público, o el deslizamiento de una hoja en el centro de la orquesta. Personalmente doy fe de que una moneda tirada en el centro del círculo de mármol de la orquesta, se oye en la grada más superior. Según cierta opinión, el arquitecto logró crear innumerables altavoces colocando cántaros vacíos de terracota debajo de los asientos de la cávea.

Anfiteatro de Epidauro

El anfiteatro en la actualidad…

Actualmente, en el Anfiteatro de Epidauro se ofrecen las representaciones del Festival de Verano de Epidauro, desde 1955 recién terminada su restauración. Incluso la gran diva María Callas participó en él cantando Norma de Bellini. Como colofón, es preciso ver, al menos una vez en la vida, cómo cae la noche mientras los actores declaman los versos de una tragedia antigua….,  o sentarse en sus gradas  de piedra calientes por el sol,  a leer tranquilamente el libro «Retórica» de Aristóteles, por ejemplo, mientras escuchas a los turistas que se arrancan a declamar, cantar, de forma espontánea…

Anfiteatro de Epidauro

Bouchon escribió sobre el Anfiteatro de Epidauro los siguiente: «hacia la nonagésima Olimpiada, superaba a todos los demás por sus proporciones elegantes y amplias, y por la belleza de sus materiales. Las gradas existen todavía en gran medida. El hermoso mármol del que están hechas guarnece el flanco de la colina y destaca en medio del verdor de la maleza».

Anfiteatro de Epidauro

He querido compartir con vosotros esta historia y estas fotos realizas en uno de mis varios viajes a Grecia. No sólo de fotógrafo de bodas vive uno, sino que además me encanta realizar fotografía de viajes, en especial sitios arqueológicos. Soy un apasionado de la Historia y por eso cuando me encargan hacer unas fotos de boda fuera de Madrid encanta pues siempre se puede disfrutar haciendo fotos de catedrales, monumentos, etc.. Espero que os haya gustado este post tanto como a mí hacerlo. Y que disfrutéis con las fotos de un sitio mágico: el Anfiteatro de Epidauro.

Se cierra el telón.